Tema lV teoría de la producción y costos
Actividad 4. El principio del interés personal
El propio interés es un dato, pero uno solo, de los que deben ser consultados para nuestras determinaciones. Se llamainteresado en tono de menosprecio al que exagera la importancia de ese móvil, y precisamente aquellos actos que, fundándose en el sacrificio de la conveniencia individual, dan lugar a la abnegación y el heroísmo, son los que tienen más valor moral y alcanzan mayor estima. Abandonado a sí mismo y elevado a criterio de conducta, el interés personal degenera enegoísmo, que es la negación del bien ajeno.
En el mundo económico, regido por las mismas leyes morales que sirven para los otros órdenes de la vida, el interés no puede tener una consideración distinta de la apuntada. Decir que la ciencia económica descansa en el principio del interés personal y que su misión se reduce a desenvolverle hasta sus últimas consecuencias equivale a entablar su divorcio con la moral, porque ya no se conciben ni explican dentro de ella la donación, la limosna, el mutuo auxilio, tan necesarios en la relación económica como en todas las demás que median entre los hombres. Por otra parte, si se considera únicamente el interés personal, parece que el fenómeno económico se verifica y concluye en el individuo aislado, siendo así que junto al interés individual hay otros no menos atendibles: el de la familia, de la Nación, de la Humanidad, el de todas las asociaciones y colectividades en suma, ya sean naturales o voluntarias. Además el interés, mirado individualmente, conduce a la oposición y a la anarquía, como lo prueba el hecho de que los más entusiastas defensores de la armonía de los intereses concluyen por establecer que es condición precisa de todo progreso económico la competencia, es decir, la lucha, sin tregua ni condiciones, del capital y el trabajo, de productores y consumidores. Si la economía fuese la ciencia del interés personal, vendría a ser no más que una especie de táctica o estrategia que deberían aprenderlos combatientes para conseguir la victoria en esa guerra social. Los intereses particulares son diversos, y, como todo lo que es vario, no pueden armonizarse sino bajo un principio superior, que es el del bien absoluto.
Resulta, por consiguiente, que el interés personal ni es el asunto de la economía, ni el móvil de la actividad económica, y queda reducido a ser un mero aspecto o principio secundario para la ciencia como para la vida, subordinado a la razón y a las ideas del deber y la justicia.
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